domingo, 28 de septiembre de 2014





La escuela es el ámbito donde se detectan los problemas emocionales y de conducta de los niños, así como también sus dificultades con el aprendizaje, discapacidades motoras, disminuciones visuales y auditivas, síntomas de hiperactividad, falta de atención, impedimentos para relacionarse normalmente, fallas de carácter, así como también los trastornos derivados de un entorno familiar conflictivo, abandonos, falta de recursos, violencia.

OBJETIVO: Identificar los diferentes trastornos, relacionados al aprendizaje en el estudiante.


DISLEXIA


Se le llama dislexia (del griego δυσ- dificultad, anomalía y λέξις habla o dicción) a la dificultad en la lectura que imposibilita su comprensión correcta. Erróneamente el término se aplica a la dificultad para una correcta escritura, en este caso el término médico apropiado es el de disgrafia. En términos más técnicos, en psicología y psiquiatría se define la dislexia como una discrepancia entre el potencial de aprendizaje y el nivel de rendimiento de un sujeto, sin que existan cualquier tipo de problema, ya sea sensorial, físico, motor o deficiencia educativa (según el DSM-IV).

INDICADORES
La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje, por lo tanto evolutivo y los síntomas cambian a medida que el niño crece. Así ya es posible apreciar en la etapa preescolar pequeños detalles o signos que pueden hacernos sospechar que un niño es disléxico. Entre los 6 a 12 años los síntomas son más evidentes, o al menos, más conocidos. A partir de los 12 años se hacen muy claras las alteraciones del aprendizaje.
Para que un niño sea disléxico, no es necesario que presente todos los síntomas que a continuación se
detallan, aunque tampoco lo es por observarse sólo alguno de ellos.

 Preescolares (niños de 3 a 5 años)

· Desarrollo lento del vocabulario y retraso en el desarrollo del habla con dificultades para articular o pronunciar palabras.
· Torpeza al correr, saltar y brincar.
· Dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas
· Falta de atención y aumento de la actividad e impulsividad.
· Dificultad para abotonar y abrochar o subir un cierre o cremallera.
· Retraso para memorizar los números, el abecedario, los días de la semana, los colores y las formas.
· Falta de control y manejo el lápiz y de las tijeras.
· Aparición de conductas problemáticas en sus habilidades sociales.

Escolares (niños de 6 a 11 años)
· Invierte letras, números y palabras.
· Confunde el orden de las letras dentro de las palabras.
· Dificultad para conectar letras y sonidos y en descifrar las palabras aprendidas.
· Confunde derecha e izquierda y escribe en espejo.
· No completa una serie de instrucciones verbales.
· Presenta dificultad en la pronunciación de palabras, invirtiendo, sustituyendo o invirtiendo sílabas.
· Traspone las letras, cambia el orden e invierte números.
· Su comprensión lectora es pobre.
· No toma o agarra bien el lápiz.
· Su coordinación motora es pobre, se confunde con facilidad y es propenso a accidentes.
· Es lento para recordar información.
· Su trastorno en la coordinación motora fina le da mala letra y pobre caligrafía.
· Tiene problemas acerca del tiempo y no logra saber la hora, día, mes y año.
· No logra escribir pensamientos, ni organizarlos; su gramática y ortografía son deficitarias.
· Muestra dificultad en el aprendizaje de conceptos numéricos básicos y no puede aplicarlos en cálculos o en la resolución de problemas.

De 12 años en adelante
· Tiene problemas de concentración cuando lee o escribe.
 Falla en la memoria inmediata, no recordando lo leído por su dificultad con la comprensión de la lectura, el lenguaje escrito o las destrezas matemáticas.
· Interpreta mal la información, por su falta de comprensión de conceptos abstractos y porque lee mal.
· Muestra dificultades en organizar el espacio, sus materiales de trabajo y sus pensamientos al escribir o al hablar.
· No logra planificar su tiempo ni tiene estrategias para terminar a tiempo sus tareas.
· Trabaja con lentitud y no se adapta a ambientes nuevos.
· No funcionan sus habilidades sociales y no logra hacer amigos ni entender las discusiones.
· Finalmente evita leer, escribir y las matemáticas, tendiendo a bloquearse emocionalmente.


CAUSAS

Existen factores hereditarios que predisponen a padecerla. Sin embargo, aún no están claros otros factores que pueden estar implicados en el curso del trastorno, tales como causas genéticas, dificultades en el embarazo o en el parto, lesiones cerebrales, problemas emocionales, déficits espaciotemporales o problemas en cuanto a la orientación secuencial, de percepción visual o dificultades adaptativas en la escuela.
Estudios del ámbito neurológico han descubierto diferencias en el giro angular; (estructura cerebral situada en el lóbulo parietal del hemisferio cerebral izquierdo); entre sujetos disléxicos y grupos de control. Estudios similares han visto que existe un funcionamiento pobre de esta región cerebral.
Otras teorías del ámbito médico más minoritarias la asocian a que el hemisferio cerebral derecho, que sería responsable de procesar la información visual, realiza su tarea a una velocidad inferior que el lado izquierdo, encargado de los procesos del lenguaje, o a que existe una mala conexión interhemisférica.


Asimismo, desde el ámbito de la psicolingüística, se ha visto que uno de los déficit centrales en la dislexia, especialmente en los niños más pequeños, es una baja conciencia fonológica. La conciencia fonológica es el conocimiento que tenemos las personas para dividir el habla y la escritura en estructuras cada vez más pequeñas. Esto es compatible con los estudios neurológicos antes comentados, ya que se han observado déficit de este tipo en sujetos que han sufrido una lesión cerebral en el giro angular.

Una de las tareas esenciales del psicólogo es trabajar para disminuir la angustia de las familias que vienen con quejas del tipo "no sé qué le pasa a mi hijo...", "tengo que estar constantemente repitiéndole las mismas cosas", "las tareas escolares se hacen interminables", etc. En este sentido, hay que proporcionar la información necesaria tanto a los niños y niñas, como sus padres y madres, a sus profesores, etc. Decirles de qué manera aprenden y cómo podrían aprender mejor.
 
Igualmente, es necesario instruir a los niños y niñas con unos conocimientos mínimos curriculares. Pero también hemos de hacer que el día de mañana sean personas felices y que, conociendo sus limitaciones, como todos tenemos, reconozcan su valía y su aportación en la sociedad.
Como psicólogos, no debemos pensar nunca en techos absolutos en la "psique" humana, ni caer en determinismos. Hemos de creer que todo puede cambiar, sólo hay que encontrar la manera. Hemos de aumentar el potencial de aprendizaje de estos sujetos y contribuir a que consigan más logros en su etapa escolar, que encuentren el saber más atractivo y no se desmotiven. En definitiva, debemos fomentar tanto su bienestar y calidad de vida como el de sus familias, e intentar que sean más felices en este mundo de símbolos en el que vivimos.






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